Capítulo 433
Por la tarde, Paulina y Teófilo estaban platicando sobre el trabajo en la oficina cuando se escuchó un par de golpes en la puerta.
-Señorita Paulina, ya llegó el abogado Valentín.
-Está bien, ya lo sé–respondió Paulina. Luego volteó hacia Teófilo y agregó: Tengo que atender unos asuntos personales, ¿puedes regresar a tus pendientes, por favor?
Teófilo echó un vistazo a Valentín y a su asistente, asintió y salió de la oficina.
Valentin y su asistente traían cada uno un maletín. En cuanto Ana cerró la puerta, ambos comenzaron a sacar documentos y papeles, colocándolos con orden sobre el escritorio para revisarlos uno por uno.
Después de verificar y entregar todo en regla, Valentín comentó:
-Por cierto, el abogado de Armando me pidió que te diera un mensaje de su parte. Dice que si no quieres complicarte la vida y no deseas involucrarte en la administración o decisiones de la empresa, que si estás pensando en vender esas acciones, él sería un excelente comprador.
Paulina, sin levantar la mirada, respondió con calma:
-Entiendo.
Tras esa breve charla, Valentín no se quedó mucho más. Recogió a su asistente y se marcharon con la misma rapidez con la que llegaron.
Paulina se quedó viendo los dos maletines llenos de documentos y certificados, y sin pensarlo demasiado, los apartó a un lado. Volvió a enfocarse de lleno en su trabajo.
Media hora después, Jaime apareció buscándola.
Nada más entrar en la oficina, iba a decir algo cuando notó los maletines junto al escritorio de Paulina. No pudo ocultar su curiosidad.
-¿Y eso? ¿Qué hay en esos maletines?
-Son los documentos de las propiedades que están en el acuerdo de divorcio con Armando.
-¿Ya están todos aquí? Esas propiedades valen más de cien mil millones de pesos. Según el acuerdo, él tenía dos años después del divorcio para arreglar ese asunto, pero todavía ni han firmado el divorcio y ya te entregó todo. ¿Siempre fue tan rápido para estas cosas?
-Sí, aquí están todos, no falta ni uno–contestó Paulina, sin darle demasiada importancia.
Jaime soltó una risita entre dientes.
-Vaya, sí que anda apurado.
Así que ya estaba todo resuelto. Por eso Armando la había buscado hace unos días para hablar del trámite de divorcio.
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Luego preguntó:
-¿También te transfirió el dinero?
-Sí, me lo depositó esta mañana.
-Vaya… -Jaime negó con la cabeza, sorprendido-. Armando hizo todo sin rodeos. Aunque sabe que ya le diste vuelta a la página, igual me da cosita por ti, Pau.
No se sabe qué pensó, pero de repente Jaime resopló y dijo:
-Ni siquiera han firmado el divorcio y ya te transfirió todo tan rápido. ¿No le preocupa que cambies de opinión y decidas no divorciarte?
Paulina se encogió de hombros.
-No tengo idea.
Para ella, desde que le pidió el divorcio el año pasado, solo estaba esperando el resultado. Todo lo demás ya no le interesaba.
Jaime se quedó callado un momento, luego soltó:
-Si Armando se atrevió a hacer todo esto tan pronto, yo diría que, en el fondo, sí confía en ti, ¿no?
¿Confianza? Paulina se quedó pensativa. Desde el principio, lo que los unió fue aquel error de una noche. Hasta hoy, él seguía convencido de que lo de esa noche había sido planeado por ella.
Si él creía que era ese tipo de persona, ¿cómo iba a confiar en ella?
Jaime pareció recordar el pasado y agitó la mano.
-Olvídalo, mejor no dije nada.
Paulina desvió el tema.
-¿Venías a buscarme por algo en especial, Jaime?
-Ya casi es el aniversario de la empresa, ¿no? Venía a platicar contigo sobre los preparativos para la fiesta.
El décimo aniversario de La Conquista Comercial se acercaba, y ahora la empresa tenía una reputación completamente distinta. Era el primer aniversario importante y, por supuesto, había que organizar algo especial.
A partir de ese punto se pusieron a discutir sobre el evento.
Ahora que La Conquista Comercial y el Grupo Frías colaboraban, su nombre sonaba fuerte en todos lados.
Cuando terminaron de conversar, Jaime remató:
-Para el aniversario, el Grupo Frías tiene que estar invitado sí o sí.
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Paulina asintió sin dudar.
-No te preocupes.
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