Capítulo 435
Paulina no volvió a decir nada. Pasó de largo entre ellos y entró directo a la sala de reuniones.
La escena de Paulina y Armando platicando en la puerta fue vista por varios dentro de la sala, pero como nadie sabía que había algo especial entre ellos, todos pensaron que solo se saludaban como compañeros de trabajo, sin darle mayor importancia.
Solo Jaime estaba al tanto de la verdadera situación.
Cuando la vio regresar, se acercó y le susurró:
-¿Discutiste con él?
Paulina negó con la cabeza.
-No.
En realidad, ni siquiera en los peores momentos entre ella y Armando lograban discutir. Mucho menos ahora.
El Grupo Frias y La Conquista Comercial ya habían comenzado formalmente su colaboración, así que ese día Paulina prácticamente se quedó todo el día en las oficinas de Grupo Frias.
Eran pasadas las cinco de la tarde cuando de repente, una exclamación rompió la tranquilidad
de la sala.
-¡No puede ser, de verdad funcionó!
-¿Eh? ¿Qué pasó?
-El modelo que hicimos antes, el que la señorita Paulina dijo que no era suficiente… La semana pasada lo discutimos y estos días lo estuvimos ajustando según sus sugerencias. Cambiamos desde los parámetros hasta la estructura del modelo, ¡y ahora la eficiencia mejoró muchísimo! El cuello de botella que nos tenía atorados casi dos años, ¡de pronto se solucionó!
Otro ingeniero agregó, con emoción:
-Y el problema de alineación de los datos, el que nos tenía atorados desde hace tiempo, por fin tiene avances. Sin exagerar, la señorita Paulina es impresionante.
Cabe decir que el Grupo Frias era una de las empresas más importantes del país. Todos los que trabajaban ahí podían considerarse de lo mejor del sector, gente que el Grupo Frias había contratado pagando fortunas.
O sea, tanto ellos como los demás los veían como profesionales de primer nivel.
Pero justo en ese momento, entendieron lo que decían los viejos: siempre hay alguien más capaz, siempre hay alguien más allá arriba.
Los ingenieros de Tecnología Frias miraban a Paulina con admiración y hasta con cierta
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devoción. Uno de ellos se acercó emocionado para estrecharle la mano.
-No en vano es la autora principal de ese artículo sobre procesamiento de textos largos. Señorita Paulina, qué nivel.
Paulina sonrió, a punto de contestar, pero al mirar detrás de ellos notó la presencia de Mercedez Lobos.
Su sonrisa vaciló un poco.
En ese instante, los técnicos del Grupo Frias, que estaban tan emocionados, también vieron a
Mercedez.
-¿Señorita Mercedez? ¿Desde cuándo está aquí?
Antes de que ella pudiera responder, el profesor Torres intervino, divertido:
-La señorita Mercedez lleva un rato aquí. Ustedes estaban tan metidos en la plática que ni cuenta se dieron de que tenían compañía.
Mercedez sonrió, pero quien la mirara con atención notaría que su expresión era algo forzada.
Como había dicho el profesor Torres, llevaba ahí varios minutos.
Había visto parte del proceso en que los ingenieros más destacados de Grupo Frias buscaban a Paulina para pedirle consejo.
Mientras que Mercedez podía seguirle el paso a algunos de los técnicos, Paulina claramente
estaba en otro nivel.
Con solo un vistazo detectaba el origen del problema y ofrecía soluciones tan rápidas que ni los propios ingenieros lograban seguirle el ritmo.
Mucho menos ella…
Los técnicos que acababan de superar el bache técnico seguían entusiasmados, a punto de explicar el detalle de su avance cuando, de pronto, la voz de Armando se coló en medio de la
conversación.
-¿Qué, por qué tanto alboroto? ¿De qué platican?
Los ingenieros de Grupo Frias no se intimidaban porque Armando fuera el presidente. Ya uno se animaba a hablar cuando Mercedez se adelantó y preguntó:
-¿Terminaste ya con tus pendientes?
Armando asintió.
-Sí iba a seguir conversando sobre el tema técnico, pero al apartar la mirada, notó que Mercedez tenía mala cara. Se acercó y preguntó, mostrando preocupación-: ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? Tu cara se ve fatal.
פוג
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