Al ver a Pedro, el rostro de Paulina no mostró ni una pizca de sorpresa.
El proyecto de movilidad inteligente en la Fuente de la Felicidad era esencial para el desarrollo de la empresa techologies de los Lobos, pero aun así, ella se lo arrebató a último minuto. ¿Cómo iban a quedarse cruzados de brazos?
Y si eso fuera poco, era obvio que no pensaba hacerlo solo una vez.
Más adelante, Paulina iba a buscar otra oportunidad para intervenir.
La licitación ya había terminado. Ese proyecto, los Lobos no tenían manera de recuperarlo, así que, si Paulina no estaba equivocada, Pedro se había acercado a ella únicamente para evitar que algo parecido volviera a pasar.
¿Cómo pensaba convencerla?
Por supuesto, apelando a los sentimientos.
Eso no le costaba nada.
Sin embargo, Paulina ni siquiera quería perder el tiempo fingiendo cortesía con él.
Se giró y, justo cuando Pedro iba a decir algo, ella se adelantó:
-Me acuerdo perfectamente la última vez que la abuelita Lobos dijo delante de todos que yo no era su nieta, ustedes ya llevan más de medio año viviendo en la Fuente de la Felicidad, y no es como que yo no me haya topado varias veces con usted, Sr. Pedro. Pero nunca, ni una sola vez, lo he escuchado decir en público que soy su hija.
En ese momento, Paulina hizo una pausa, le dirigió una mirada cortante y distante, y soltó:
-Así que, Sr. Pedro, ahora que viene a buscarme, ¿qué cree que puede decirme?
Paulina dejó én claro que entre ellos ya no quedaba absolutamente nada de esa supuesta relación de padre e hija.
Pedro se quedó pasmado, todavía sin poder decir nada, cuando a sus espaldas se escuchó la risa de Jaime.
-Exacto, ya llegamos a este punto, Sr. Pedro, ¿de verdad cree que puede venir a hablarle así a Pauli ahora?
Pedro frunció el ceño.
-Sr. Burgos, esto es entre Pauli y yo…
-¿Pauli? -Jaime soltó una carcajada-. Así que tan cariñoso, ¿por qué será que nunca lo escuchamos llamarla así cuando hay más gente presente?
Paulina ya había dicho todo lo que tenía que decir.
No pensaba quedarse a discutir.
Le habló a Jaime:
-Vámonos.
Pedro vio el desapego y la indiferencia en los ojos de Paulina y, de repente, entendió que ella ya no lo consideraba su padre. Paulina terminó de hablar y subió las escaleras sin voltear.
Pedro no tuvo oportunidad de abrir la boca en toda la escena.
Con Jaime ahí, aunque hubiera querido convencer a Paulina, este claramente no era el momento adecuado, así que solo pudo verla alejarse.
Ya en el elevador, Jaime soltó una risa burlona.
-Mira nada más, después de todo lo que han hecho, todavía se atreve a venir a hablar de la relación de padre e hija. Qué descaro, de verdad.
Paulina sonrió y respondió tranquila:
-Uno termina acostumbrándose.
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Capitulo 442
Por otro lado.
Cuando Pedro regresó, toda la familia Lobos y la familia Saavedra lo rodearon de inmediato para preguntarle cómo l ido con Paulina.
¿Acaso Pedro no entendía las palabras de Paulina? Por supuesto que sí.
Negó con la cabeza.
-No quiso escucharme.
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La abuelita Lobos arrugó la frente.
Paulina no se equivocaba. Esta vez, Pedro había ido a buscarla, justo para evitar que por culpa de ella volvieran a perder un proyecto importante.
Alicia bufó con desprecio.
-Fue solo un accidente. ¿Qué, ahora resulta que nos va a ganar todos los proyectos? ¿De veras creen que tiene tanta capacidad? Perder tanto tiempo y energía por ella, ¿no es darle demasiado peso?
Eso tenía algo de razón.
Pero a veces, por más que uno se cuide, basta un descuido para que todo salga mal.
Paulina ahora estaba al lado de Jaime. Si algo como esto volvía a pasar, los perjudicados serían ellos.
Así que, mejor prevenir.
Alicia era impulsiva, pero hasta Beatriz Saavedra y Mercedez estuvieron de acuerdo con ella.
Después de todo, aunque Paulina demostraba cierta habilidad, tampoco era como que Jaime la fuera a respaldar en todo.
Y aunque Jaime la apoyara, no siempre iban a poder ponerles trabas.
Por eso, Mercedez opinó:
-No hay que estar tan tensos por ella. Solo hay que estar atentos cuando se trate de proyectos.
Pedro asintió.
-No nos queda de otra.