Capítulo 447
Capítulo 447
Al ver el mensaje que él le envio, Paulina bajó la mirada y respondió:
[No tengo nada más que agregar.]
Armando contesto al instante:
[Está bien.]
Después de eso, ninguno volvió a escribirle al otro.
Desde que Baltazar fue invitado para atender a Yolanda Romo, y para facilitar los exámenes del doctor Ren, Yolanda se mudo del asilo y ahora estaba internada en una habitación VIP del hospital de la ciudad.
A la mañana siguiente, Paulina y la abuelita Romo fueron al hospital a visitar a Yolanda.
Tras varios días de tratamiento, Yolanda seguía viéndose apagada, aunque ya no tan demacrada como medio mes atrás. Sin embargo, Yolanda todavía no podía soportar ver caras conocidas; cada vez que los veía, su ánimo se desbordabay perdía el control.
Después de la visita, cuando Baltazar salió del cuarto, Paulina y la abuelita Romo aprovecharon para preguntarle cómo veía el estado de Yolanda en ese momento.
Apenas llevaban unos minutos platicando, cuando vieron que al fondo del pasillo se acercaban Rosalinda, Beatriz Saavedra y Pedro Lobos.
El gesto de Paulina cambió de inmediato.
¿Qué hacían ellos aquí?
Al ver a Pedro y Beatriz, la abuelita Romo apretó con fuerza la mano de Paulina.
Su propia hija estaba justo en ese cuarto, y ella misma apenas podía contener sus emociones al verlos. Si Yolanda llegaba a encontrarse con Beatriz y Pedro, ni quería imaginarse lo que podría pasar…
Beatriz y Pedro tampoco se dieron cuenta de quiénes eran los que estaban frente a ellos hasta que se acercaron lo suficiente y vieron a Paulina y la abuelita Romo.
Verlos en el área VIP de hospitalización les pareció raro, pero antes de poder pensar más, su atención se enfocó en Baltazar.
Rosalinda abrió los ojos como platos y, bajando la voz, soltó:
-¿Ese es Baltazar? ¿Qué le habrá pasado a la familia Romo para que logren que Baltazar los atienda?
En cuanto lo dijo, todos pensaron que seguramente tenía que ver con Yolanda.
Pero luego recordaron que Yolanda tenía problemas de salud mental, y Baltazar no era psiquiatra, así que tal vez el motivo de su visita era otro.
Quízá, después de todo, Yolanda también presentaba algún padecimiento físico.
Baltazar llevaba mucho tiempo sin dejarse ver.
Ahora que se lo topaban de frente, Rosalinda y los demás sentían ganas de acercarse a saludar y entablar plática, pero la verdad es que no tenían ninguna relación con él; por más que quisieran, no tenían un pretexto para acercarse.
Baltazar, por su parte, notó el cambio en los rostros de Paulina y la abuelita Romo al ver a Pedro y su grupo. Les echó una mirada a Pedro y los suyos, pero enseguida volvió la vista a Paulina y la abuelita Romo, y les dijo: -La situación está mejorando, ya no tienen por qué angustiarse tanto.
Paulina y la abuelita Romo, profundamente conmovidas, le tomaron la mano y agradecieron:
-Muchísimas gracias, Baltazar, dé verdad ha sido mucho esfuerzo de su parte.
Baltazar, siempre amable, le dio unas palmaditas en la mano a Paulina y dijo:
-No tienen nada que agradecer, es mi deber.
16:39
Mientras platicaban, Pedro y los demás los esquivaron y se detuvieron dos o tres puertas más adelante De
en una de las habitaciones.
Baltazar tenía otros compromisos, así que tras despedirse de Paulina y la abuelita Romo y dejarle indicaciones a su equipo se marchó.
Paulina y la abuelita Romo lo despidieron con la mirada, y luego concentraron su atención en la pueria de la habitación
cercana.
No sabian si era alguien de la familia Lobos o de la familia Saavedra quien había enfermado, y por eso estaban en el área
VIP.
Si alguno de ellos realmente estaba delicado y Pedro tendría que ir seguido al hospital, existía el riesgo de que Yolanda se los encontrara en algún momento…
Pensando en eso, Paulina se dio cuenta de que la abuelita Romo compartía la misma preocupación. Sin poder aguantarse le preguntó al médico que pasaba por ahí:
-Doctor, disculpe… ¿sabe qué le pasó al paciente de la habitación 1003?