Capítulo 711
Rosana nunca se imaginó que las cosas se pondrían tan interesantes, quizás era cosa del destino.
Benito le señaló a Rosana con el dedo y le gritó: “¡Lo hiciste a propósito! ¿Verdad?”
Con una expresión de inocencia, Rosana respondió: “No fue a propósito, pero como dicen, lo que se hace se paga.”
Leonor se cubrió la cara y se dio cuenta de que su mandíbula estaba fuera de lugar, así que gritó: “¡Rosana, me arruinaste la cara!”
Ella le echó un vistazo: “¿No decías que no te habías hecho cirugía? Entonces, ¿qué pasa con ese implante en tu mandíbula? ¿Naciste con él?”
Leonor se echó a llorar de inmediato: “Alonso, mira lo que me hizo Rosana. Si quedo desfigurada, ¿cómo voy a aparecer en los anuncios y entrevistas?”
“No te preocupes, porque mañana cuando salga el comunicado oficial sobre su plagio, no necesitarás aparecer en ningún anuncio.”
Alonso se frotó las sienes y dijo entre dientes: “Ángela ya se ha reunido con un representante de la familia Jurado. ¿Crees que el heredero de Nublario pondría en riesgo la relación con la familia Chavira por ti?”
“Si no estuvieras preocupado, ¿por qué me llamaste y enviaste mensajes para que
habláramos?”
“Rosana, el mundo de las familias ricas es complicado y valoran los intereses por encima de lo demás. Aunque ese Dionisio te quiera mucho, no puede enfrentarse a toda su familia por ti.”
Rosana sonrió ligeramente: “No me vengas con cuentos. La empresa del Arce fue fundada por Dionisio y Óscar, yo solo tengo participación por mi conocimiento técnico y Ángela usó métodos ilegales en la competencia empresarial. ¿Crees que la familia Jurado valorará más los beneficios o su relación con la familia Chavira?”
Alonso se quedó sin palabras y finalmente, su tono se suavizó: “¿Qué piensas hacer?”
“Haz lo que debes hacer. Alonso, tú me enseñaste la lección sobre ganar o perder.” Rosana no cedía.
Al lado, Leonor lloró aún más fuerte: “Alonso, mi cara duele mucho.”
Cojeando, Benito dijo: “Alonso, debes llevar a Leonor al hospital.”
Alonso rápidamente buscó un coche para llevar a Leonor al hospital y Benito, en silla de ruedas, fue con ella.
La mirada de Alonso cargaba un reproche: “Rosana, sé que eres diestra, pero no tenías que ser tan dura.”
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“¿Estás ciego? Benito fue quien intentó golpearme, y ustedes ni siquiera me tratan como a una persona.” La mirada de Rosana era de burla.
Alonso se quedó en silencio: “Benito es imprudente, le gusta mucho Leonor y no puedo hacer que cambie de opinión.”
“Pero tú también estuviste de acuerdo con la idea de fabricar una historia de amor entre ellos, ¿verdad? No te hagas el inocente, lo que más te importa es el beneficio.” Las palabras de Rosana eran afiladas y revelaban el verdadero rostro de Alonso.
Ambos se quedaron en silencio, el comedor estaba completamente tranquilo. Mientras comían, Alonso recibió una llamada de Ángela, miró su teléfono y salió a contestar la llamada.
Rosana lo miró un momento y justo recibió un mensaje de Dionisio que decía: [El plan avanza sin problemas.]
Rosana respondió con un gesto de OK. En ese momento vio a Alonso entrar de nuevo, su expresión no era buena. Ella fingió no verlo y siguió comiendo.
Cuando dejó los cubiertos para irse, Alonso la detuvo: “Rosana, dime qué condiciones quieres, directamente.”
Rosana levantó la mirada: “Lo único que quiero es verlos caer.”
Dicho eso, subió las escaleras, sin importarle cómo se sentía Alonso en ese momento, ya que no debía aceptar tan fácilmente, pues sabía que él no se rendiría sin luchar, así que esperaba ver qué tipo de sinceridad mostraría Alonso para dejarla satisfecha.
Alrededor de las once de la noche, se escuchó el regreso de un vehículo. Rosana echó un vistazo a las luces y supuso que probablemente eran Leonor y Benito, pero se quedó en su
habitación sin salir.
