Capítulo 388
“¿Las pruebas?”
De las tres personas, la más impaciente era Verónica. Al ver a Javier, no pudo evitar avanzar a grandes pasos. Había esperado este momento durante demasiado tiempo. Javier sacó las pruebas de su bolsillo y se las entregó a Verónica. Verónica las tomó, apretándolas en su mano, y no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Se giró lentamente, lanzando una mirada llena de odio hacia Zulma, y luego se volvió hacia Adolfo con una voz extremadamente fría, “Adolfo, no olvides lo que acabas de decir frente a la tumba de Pilar.”
“Lo cumpliré, siempre y cuando se demuestre que las acusaciones de Javier contra Zulma son ciertas, no la encubriré.” Aunque le decía esto a Verónica, su mirada estaba fija en Zulma, que estaba en la cama del hospital. Zulma también miraba a Adolfo. Acababa de cortarse las muñecas, y su rostro estaba pálido, débil, pero no evitaba su mirada. No había ni un rastro de nerviosismo o ansiedad después de ser desenmascarada, solo la injusticia de haber sido acusada. La mirada de Adolfo se volvió más oscura mientras veía a Verónica reproducir las pruebas. Era un archivo de audio.
Verónica no dudó en abrirlo.
“Javier, si hoy no te llevo conmigo, sabes muy bien cuál será tu destino.”
“Sabes lo que quiero, tienes un día para pensar bien qué puedes ofrecerme para que siga ayudándote.”
“Si no, no tengo razón para seguir protegiéndote.”
“Cuando lo hayas pensado, llámame.”
Esto era parte del plan de Zulma para incriminar a Javier por violación, lo había llevado a la villa y le había dicho eso.
Verónica no prestó atención a la grabación, su primera reacción fue que Javier se había equivocado, y rápidamente se volvió hacia Javier preguntando: “¿Dónde están las pruebas de Zulma?”
“Srta. Verónica, ¿qué pruebas?” Javier respondió mirando a Verónica. Una frase que hizo que el rostro de Verónica cambiara instantáneamente, dándose cuenta de que algo andaba mal. No era un error. Javier lo había hecho a propósito.
Instintivamente, se volvió hacia Zulma, que estaba en la cama, captando una sonrisa de triunfo que pasó fugazmente por sus labios. Era Zulma. Ella reprimió sus emociones turbulentas, tratando de mantener la calma, “¿Zulma te amenazó?”
“¿Qué amenaza? Tú sabes bien que no existe ninguna prueba, ¿cómo podría Zully
amenazarme?” Javier lo negó rotundamente. “Srta. Verónica, ¿te has mentido tanto que te lo has llegado a creer?”
“¿Olvidaste? Anoche dije que Zully había robado maliciosamente el riñón de tu hija y la había
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Capitulo 388
matado intencionadamente para ocultar la verdad, todo lo inventaste para que yo lo dijera.”
“Odias a Zully, odias al Sr. Adolfo, crees que ellos dos son los que mataron a tu hija.”
“Srta. Verónica, sé que hace dos años, en el asunto del riñón de Pilar, Zully y el Sr. Adolfo tuvieron la culpa, pero ¡no merecen morir por eso!”
“Hace dos años, ya apuñalaste al Sr. Adolfo, casi le quitas la vida. Y a Zully, la empujaste por un barranco, haciéndola perder las piernas, condenándola a una silla de ruedas.”
“En su interior, sienten que te deben algo, por eso no te han hecho daño.”
“¿No es suficiente para compensar la muerte accidental de tu hija? Si no lo es, anoche cooperé contigo, casi llevamos a Zully al suicidio, ¿así es suficiente?”
“Tú sabes bien que la muerte de tu hija fue solo un accidente. ¿De verdad quieres mancharte las manos de sangre por un accidente?”
“Anoche, si Zully realmente hubiera muerto por tu culpa, una vida inocente, ¿no temerías tener pesadillas cada noche?”
“Srta. Verónica, detente aquí, deja ir a Zully y al Sr. Adolfo, y también a ti misma.”
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